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18 El Dios Altísimo, majestad, concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía, poder, fama y honor. 19 A causa de aquel poder que el Dios Altísimo le había concedido, la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban de miedo ante él. Ejecutaba o dejaba con vida a quien quería; a unos engrandecía y a otros humillaba. 20 Pero, al volverse soberbio, orgulloso y arrogante, fue desposeído del trono y despojado de su gloria.

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